miércoles, 23 de junio de 2010

Antitaurinos felicitan a novillero que huyó por miedo, y que les da esperanza

El novillero mexicano Christian Hernández, que el pasado domingo huyó despavorido de la plaza de toros de Ciudad de México por miedo y no pudo matar a ninguno de sus dos astados, fue felicitado hoy por un colectivo antitaurino que lo ve como una esperanza de que las personas "pueden recapacitar".
Hernández, de 22 años, decidió el mismo domingo retirarse de los ruedos arrancándose la coleta en público y reconoció, antes de ser llevado a un juzgado para prestar declaración, que le habían faltado "huevos" para enfrentarse a sus oponentes.
Tres días después del festejo, la directora en México de AnimaNaturalis Internacional, María Teresa Menéndez, alabó la decisión del novillero en una carta dirigida a él y facilitada a los medios de comunicación en la que le agradece que renuncie "a dedicarse a matar".
"Para la mayoría de los medios de comunicación y aficionados taurinos, lo suyo fue un acto de cobardía, tachándolo de ensuciar la reputación de los toreros como hombres valientes", reza la misiva en la que califica de "lamentables" los abucheos de los espectadores "decepcionados por no ver satisfecha su sed de sangre y muerte".
En opinión de Ménendez, lo ocurrido fue un acto "de valentía" y el joven hizo lo correcto ya que "sentir miedo es humano y mucho más humano es dejar vivir cuando se tiene el poder de matar".
Para los "defensores de los derechos de los animales", la renuncia del novillero es una "esperanza" porque demuestra que las personas cambian "y pueden recapacitar y dejar de hacer algo que durante años consideraron lo normal".
En su carta, la directora de AnimaNaturalis en México asegura que Christian Hernández ha escrito "una página nueva en el mundo del toreo", sin importar si sus móviles "fueron de compasión o de temor".
"Simplemente -añadió- usted no mató a ese animal y se lo agradezco, quiero pensar que por un momento se dio cuenta de que no es fácil matar y de que se necesita algo más que técnica".
Por último, María Teresa Menéndez consideró que esta ocasión supone un ejemplo de que "nunca es tarde para recapacitar" y de que, "más allá de toda la presión que la afición, juez y compañeros puedan ejercer", está el respeto a la vida "de un ser inocente que nunca pidió estar allí, en el ruedo".
Christian Hernández vivió el sábado su peor tarde como novillero en la plaza de toros de Ciudad de México, al no poder matar a ninguno de sus dos astados, que regresaron vivos a los corrales.
En la segunda novillada de la temporada 2010, en la que compartía cartel con sus compatriotas Alfonso Mateos y David Aguilar, no quiso ver a su primero y escuchó los tres avisos.
En el quinto novillo vino el aguacero y tampoco lo quiso torear. Al principio de la faena, salió corriendo y, tras tirar la muleta, saltó al callejón apresurado y sólo volvió minutos después para arrancarse la coleta.
Volvieron a sonar los tres avisos y, tras una monumental bronca del público, la policía lo condujo ante un juez que le tomó declaración y lo puso en libertad por tratarse tan solo de una falta administrativa.
"Fue un momento muy duro, pero sinceramente me di cuenta de que lo mío no era estar ahí en el ruedo (...) me entró un pánico que no pude controlar", ha reconocido a la prensa el novillero de Querétaro, quien a partir de ahora seguirá estudiando la carrera de arquitectura.

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